"Sólo existen dos tipos de personas: los que son conscientes de su ignorancia, y los que no son conscientes."

sábado, 11 de diciembre de 2010

ARGUMENTACIÓN ACERCA DE LA FILOSOFÍA

Mucha gente se pregunta, como yo lo hago constantemente: ¿qué es la filosofía? ¿Para qué nos sirve la filosofía? ¿Qué nos puede aportar la filosofía en la llamada “sociedad del conocimiento”?

Yo siempre me digo: “Aunque supiera exactamente lo que significa cada cosa, la utilidad que tiene o la que yo le doy, el límite de cada cosa y ámbito, no podría saber con exactitud si digo todo correctamente o he fallado en algo. Sin embargo, la filosofía puede darme ciertas claves que me ayuden a estar más cerca de lo que me propongo.”

En la educación es necesaria la filosofía para poder razonar, analizar y profundizar los contenidos o informaciones que recibimos del mundo exterior, fuera del “yo” propio, por así decirlo, y entendernos con todo lo que nos rodea. Porque en una sociedad del siglo XXI, en la llamada “sociedad del conocimiento”, donde día a día cambian las cosas, avanzan, se transforman a nuestro alrededor, es necesario saber cómo adaptarse a esos cambios y la filosofía nos ayuda en gran parte.

Por eso existe la educación, y por eso también debe estar presente la filosofía como una asignatura, porque según mi opinión, mucha información, aunque sea exquisita, no sirve de nada sin tener desarrollada la razón. Y la razón, es el mecanismo utilizado por la filosofía para comprender, reflexionar y ordenar la información que nos llega.

La filosofía (asignatura), no debe tratarse como las demás, absorbiendo más y más información, diciendo que esto es esto y ya está, sin razonar demasiado, que eso cansa y después terminando por olvidar casi todo, quizás recordando cómo era la fórmula de las ecuaciones bicuadradas en matemáticas, o el binomio de Newton, o la fórmula de los gases ideales en Química... En la asignatura de filosofía no se debe enseñar totalmente (aunque claro, sin información tampoco hay nada que razonar) al pie de la letra, es decir, como en las otras asignaturas, sino que hay que ir un paso más lejos, más cerca de lo que se espera: no hay que enseñar filosofía, sino a filosofar. Y filosofar no es adoptar la postura de “El pensador”, de Auguste Rodin y esperar a que alguien te sople algo o te venga la inspiración. Filosofar es meditar, pensar y muchas veces exponer las ideas. Porque eso de la inspiración, aunque muy bonito desde el punto de su significado, poco tiene que ver con filosofar. Y, yo creo, que uno de los mejores caminos para poder pensar y exponer tus ideas es el diálogo, que no debe confundirse con la mera conversación.

En el diálogo es necesario “querer” exponer, pensar, entender y escuchar a todos los niveles, y mucho mejor es dialogar con alguien que tiene ideas opuestas a las tuyas, porque de un modo u otro acabas viendo los pros y contras de tu idea y también de la idea de él. Y siempre tratarás de influir sobre él para convencerlo, algo que tampoco se debe confundir con vencer, porque eso contribuye a derribar o aplastar las ideas del otro y enorgullecerse con las tuyas; y no es así, porque desde un principio has querido entender y escuchar sus ideas y no discriminar o pasar de largo. Entender es buscar lo que tenemos en común y escuchar implica que reconocemos no tener todo el conocimiento en nuestras manos. Por lo tanto, nunca deseamos vencer al otro, sino más bien buscar un camino correcto entre ambas ideas.

Todo esto, junto con saber sus funciones y utilidades, podemos comenzar a saber qué es la filosofía y sus significados (palabras relacionadas, conceptos, ideas, etc). Pero claro, esto es el primer trimestre del Bachiller y aún quedan otros dos de primero y tres de segundo, con lo que me falta mucho, e incluso diría todo por saber más o menos que es la filosofía y su buena utilidad. Ya sé que nunca sabré todo acerca de la filosofía, como no se puede saber todo de alguna otra cosa, pero por lo menos influirá en gran parte de las decisiones de mi vida. Y reconozco ser muy cabezota y pensar que poseo casi siempre la razón, pero para tener y saber lo que es la razón hace falta pararse a pensar ciertas cosas que todavía no las he pensado, como que la lógica no busca la verdad o falsedad de las cosas, sino la validez o lo incorrecto de la cuestiones o proposiciones. Como también debo esforzarme en saber bien lo que significa cada cosa del Rectángulo de Aristóteles. Porque no se puede ser perfecto y poseer todo el conocimiento de la humanidad, yo no puedo ser un “niño prodigio” que lo sepa todo y diga que eso no es correcto porque no va con mis ideas. Y por eso debo comenzar a pensar más detenidamente, a ver qué sí está bien en mi idea y qué está mal, en qué debo profundizar, en qué necesito mejorar… y la filosofía me ayuda a conseguirlo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario