¿Qué le podrías decir si tuvieras delante al mismísimo Darwin? ¿Qué sería si tuvieras a Descartes, a Platón o a cualquier genio del pasado delante de ti? ¿Te atreverías a decirle algo, quizás contradecirle?
Y es que los sabios y genios del pasado han servido desde siempre para la humanidad del futuro. Seguro que ellos miraban hacia el horizonte, diciendo: “Espero que haya servido la pena”, suspirando al final, teniendo esperanza de que sus ideas e inventos fueran aplaudidos. No se puede discutir la gran filosofía de la Antigüedad o las leyes de un gran físico como puede ser Newton a la ligera…. Como tampoco se puede insultar a la idea de Darwin.
Darwin quiso mostrar al mundo, tal vez también al mundo del mañana, lo que él pensaba. Por eso investigó, trabajó duro para querer hacer lo que deseaba: una nueva percepción acerca de la vida. Su trabajo más destacado, El origen de las especies, no es más que una teoría sobre la evolución de los seres vivos, como puede ser el fijismo y el creacionismo. Sin embargo, fue rechazada porque se contradecía con las actuales teorías. La gente no deseaba un cambio en su pensamiento, en su idea de un mundo creado por Dios; lo que sucedía (y sigue sucediendo) es lo que yo denomino “falta de tiempo”, es decir, el momento de pararse a pensar y decir: “¡Ay va, pues no lo había pensado de esa manera!” o “Tal vez lo que dice puede ser verdad”.
Suerte tuvo nuestro querido Charles Darwin (Carlos para los amigos) que había oídos para todo el mundo, y fue escuchado y por lo tanto su teoría fue razonada. Se comenzó a investigar (después de un tiempo ya muerto Darwin) en el siglo XX, y todavía hoy la discusión está en su punto más álgido. Y es ya el siglo XXI, con el aniversario de su nacimiento en 1809 (¡hace doscientos años!), en el llamado Año de Darwin, en el que incluso las ideas siguen siendo casi las mismas. No hay que mirar tan lejos. En el Reino Unido, por ejemplo, como podemos ver en uno de los artículos, más del 50% de los británicos cree en el creacionismo. Lo impactante de todo es que se trata de la patria de Darwin, y por lo que se ve no tuvo mucha trascendencia en su causa dentro de su propio país.
Volviendo a su teoría de la evolución, en la que se expone cómo todos los seres vivos de la Tierra han ido cambiando a lo largo del tiempo, las especies se han transformado, los árboles han cambiado, etc., etc., se discutió también dentro de los que la apoyaban, ya que había ciertos errores que se podían corregir. De ahí nació el neodarwinismo, que aportaba nuevas ideas y daba una estructura más sólida a la teoría, dando una gran aceptación dentro del mundo científico, proclamando “vencedora” a la teoría de la evolución.
No es que se trate de una teoría totalmente cierta, porque no hay nada absoluto, pero se puede decir que es la más acertada respecto al origen de la vida. Además, la teoría de la evolución no trata de faltar al respeto a las demás ideas, no quiere ser más poderosa que las demás; simplemente trata de defenderse. No se puede decir que el fijismo o el creacionismo sean teorías falsas, sino que son fallos. La diferencia es simple. Cuando hablamos de “falsedades”, nos referimos a algo que no es cierto, que por mucho que lo busques no tiene por donde agarrarse; en cambio, si son “fallos”, se tratan de errores que se pueden corregir, que no son del todo ciertos pero que tampoco les falta razón, ya sea porque han sido estudiadas (el creacionismo durante mucho tiempo, por ejemplo) o porque parten de ideas lógicas y tan naturales como pueden ser los fenómenos meteorológicos (inundaciones, terremotos, etc.) que dan un matiz necesario de estudio, y que, por falta de conocimientos, se aplica lo que se sabe hasta el momento. Esto último era difícil de explicar, pero lo que quería decir en resumidas cuentas es que el creacionismo o el fijismo son teorías tan buenas como lo puede ser el evolucionismo, ya que han sido trabajadas y estudiadas de la misma forma, buscando razones para explicarlo.
Me despido ya de este breve razonamiento, no porque me aburra el tema (aunque tampoco sea mi punto fuerte para saber razonar), pero para repetir una y otra vez que Darwin tenía mucha razón con su teoría, pues qué se le va a decir; no hace falta hablar, sólo pensar lo que contó.
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